carta #3

miércoles, febrero 23, 2011

Buenos días, mujer

la música, sí la música, es quizás una de las cosas que más echo de menos en mis primeros días vividos en el país del olvido.

Tiene su lógica pensar que esté prohibida, porque todos asociamos canciones a personas o a situaciones, y la mejor manera de olvidar, es no volver a escucharlas.

Ayer, abstraído, pensaba en todas las canciones que me hablaban de ti, me recordaba en casa, escuchándolas, descalzo con los brazos tendidos y con los ojos cerrados, sintiendo la música no entrar en mi cuerpo sino como si extrañamente saliera de él.

Acá, hay mucho silencio, y entre sus rendijas, se cuelan de puntillas sonidos que fuera parecerían inadvertidos. Escucho los pasos de la gente, pero también los roces de sus ropas, las respiraciones e incluso el sonido del aire invitado siempre en todos mis paseos.

Y es por eso que hoy no quiero soñarte, pero siento una agobiante sensación de fundirme en el sueño que me invite a la música que me haga recordarte…

Te mando un abrazo, porque como sabes, acá no traje besos...

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